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ESPECTÁCULO

Beto Casella habló de sus adicciones por primera vez: «Fuertes»

El conductor no tuvo ningún tipo de tapujo al revelar que sufrió varias adicciones.

Beto Casella
Beto Casella

Beto Casella es uno de los mejores conductores y de los que más perdura en la televisión argentina. Durante un dialogo que mantuvo junto a Gastón Pauls para el programa «Seres Libres», el conductor de «Bendita Tv» desde hace 16 años habló por primera vez de las adicciones que sufre y que le cuesta combatir.

«La adicción no se toca tanto en los medios por que no tiene tanta visibilidad, al no tener tanta visibilidad no tiene rédito político. No es un notición, ¿los portales lo van a levantar? No, entonces vamos a una escuela a sacarnos fotos al hospital… Es una batalla que se perdió de Ecuador para abajo», comenzó explicando el reconocido conductor.

«Yo fui esclavo del tabaco mucho tiempo. Había tenido un episodio donde se me obturó una arteria y estaba en el sanatorio. Yo tenía un pucho pero nada para encenderlo y entonces salí en camisoncito a la calle, para ver si alguien me daba fuego. Pero me agarro un guardia y me metió para adentro. Yo ya era conocido y estaba con el culito al aire, tratando de prender un pucho… Probé con el tubo fluorescente de la camilla, con el calor del tubo, para ver si me prendía, pero luego un alma caritativa me ayudo a prender el cigarrillo», continuó.

«Hoy yo tengo cefalea crónica, dolores de cabeza fuerte. Casi todos los días de mi vida tengo dolor de cabeza. Y por ahí se me instala todo el día y tengo que clavarme analgésicos fuertes, que yo sé que hacen mal, que tienen efectos secundarios, pero no puedo elegir… Por ahí hablás con el neurólogo y te dice y te dice: ‘No, tratá de tomar un paracetamol’. Pero no me hace nada», admitió.

«Estos remedios generan una dependencia. La sangre, cuando pasaron 24 horas sin el poder del analgésico, también te pide más y hay un dolor reflejo que te aparece, que probablemente sin ese círculo vicioso, no te aparecería. A mi me duele la cabeza, a otro le dolerá la vida, le dolerá el día a día. Hay gente mayor que no puede vivir sin tres o cuatro ansiolíticos todos los días. No está el fasito, no está la cocaína, pero donde vas, en la casa, hay una caja de clonazepam», concluyó.