El presidente de Chile, Gabriel Boric, anunció el miércoles que su gobierno fortalecerá el control fronterizo en el desierto norte del país, en un esfuerzo por reducir el flujo de migrantes irregulares, semanas después de que cientos de militares se desplegaron en esa zona afectada por la crisis migratoria.
Desde la localidad altiplánica de Colchane, en la frontera con Bolivia, el mandatario aseguró que una prioridad de su gobierno será agilizar diálogos con La Paz y Caracas para que reciban a personas que sean expulsadas, una de las trabas que, según él, entorpece la deportación de quienes cometen delitos.
«Nuestra prioridad está en proteger la frontera para asegurar una migración que sea regular, segura y ordenada y que converse también con las necesidades del país», agregó. «Y revertir de esta manera la ausencia prologada del Estado en esta zona, con más recursos y mejores herramientas», añadió Boric.
El gobierno anunció mejoras del complejo fronterizo de Colchane, en la región de Tarapacá, con mayores comodidades para sus funcionarios, así como nuevas cámaras térmicas y un sistema de comunicación satelital «para duplicar la capacidad de detección a distancia y monitorear zonas actualmente no controladas», informó Reuters.
Las mejoras se extenderán a otros seis puntos de observación en las regiones de Antofagasta. Así como de Arica, donde también hay límite fronterizo con Perú. Más de 600 militares están desplegados en la zona para colaborar en el control migratorio, gracias a una ley de resguardo de infraestructura crítica aprobada recientemente.
Además, Boric anunció que próximamente se reunirá «con diferentes presidentes amigos de América Latina, con Andrés Manuel López Obrador, Alberto Fernández, Xiomara Castro, Gustavo Petro, Luis Arce, en donde uno de los temas que vamos a tratar es justamente este». Por su parte, Venezuela, no apoya este encuentro.
