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ESPECTÁCULO

Alfredo Leuco recordó a una heroína de las Islas Malvinas

El periodista repasó la vivencia de una de las mujeres más condecoradas del ejército.

Alfredo Leuco

Alfredo Leuco detuvo por unos instantes el repaso de las noticias de la jornada y le dedicó su editorial a una heroína de las Islas Malvinas. En su emisión reciente por Radio Mitre, el comunicador recordó la historia de la enfermera Silvia Barrera, quien expuso su vida para prestar atención médica en el conflicto bélico.

“Una vez más, Silvia se emocionó hasta las lágrimas. Tanto en el acto de Ushuaia como en esa vigilia estremecedora que hicieron en Río Grande. En ese lugar del fin del mundo, la tierra hostil, el viento y el cielo esperanzado, son muy similares a los de Malvinas. Y la presencia de los veteranos de guerra, sus hijos y sus nietos los tuvo a todos y a Silvia Barrera con el corazón latiendo a mil por hora”, expresó Alfredo Leuco a modo de introducción.

Y agregó: “Son deudas eternas que tenemos con los ex combatientes y que nunca terminaremos de pagar. Ayer fue el día del veterano y la veterana de esa guerra y en este caso mi plegaria laica está dedicada a las heroínas de aquellos combates que nos dejaron un agujero negro de luto en el alma. Nunca me canso de contar esta historia. Hace 41 años, cuando comenzó la guerra de Malvinas, Silvia Barrera tenía 21 años, era enfermera instrumentadora quirúrgica y estaba de novia con un capitán médico. Se ofreció como voluntaria para ir al frente a curar a los valientes soldados argentinos. Hoy es la mujer más condecorada del Ejército. Y como siguió estudiando, actualmente es la jefa de ceremonial del Hospital Militar Central”.

Más adelante, Leuco rememoró una de las anécdotas más impactantes de Silvia: “Un paciente que Silvia Barrera ayudó a salvarle la vida le regaló un billete de una libra, firmado por el gobernador de las Falkand. Pero la tristeza que jamás van a olvidar entre tantas muertes fue cuando escucharon por el parlante del rompehielos que nos habíamos rendido. Fue una ceremonia de llanto colectivo. De lágrimas celestes y blancas unificadas en el horror. Ya nadie se atrevía a discriminar a Silvia ni a Susana Maza, María Martha Lemme, Norma Navarro, María Cecilia Ricchieri o a María Angeles Sendes.

“Eran las que iban al frente a la hora de recibir a los heridos y mutilados más graves. Había que bañarlos y cepillarles con viruta las lastimaduras porque estaban cubiertos de barro, de pólvora y de la turba de Malvinas que se les adhería a la piel. Silvia jamás olvidará esas imágenes. Los soldaditos argentinos vencidos, los cascos en el suelo, sus armas en manos del enemigo, los brazos caídos. Ya pasaron 41 años y Silvia sigue teniendo los mismos ojos bellos y el mismo pelo corto. Es una veterana de guerra igual que sus compañeras. Fueron las primeras en recibir medallas después de Juana Azurduy. Son las mujeres argentinas que perfumaron de coraje nuestras Islas Malvinas. Tras un manto de neblina no las hemos de olvidar. Ni a las heroínas de guerra ni a las islas, nuestras hermanitas perdidas”, dijo Alfredo Leuco para terminar.

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