Muy fuerte. Así es lo que está viviendo y lo que tuvo que atravesar Maju Lozano durante los últimos días. Y es que después de permanecer acompañando a su madre en el hospital, finalmente la mujer falleció, tal como la conductora de Canal Nueve lo contó delante de cada uno de sus seguidores de Instagram, a través de una historia.
«Ahora sí, mamita, a bailar en paz. Te amo con toda mi alma», afirmó la presentadora. Horas antes, había dejando un conmovedor mensaje en la misma red social, donde relataba lo que sentía durante esa espera. «La vida es una gran sala de espera. Vivimos esperando que nos toque el turno… El turno del amor, del desamor, del trabajo, del descanso, del fin de semana, del feriado, del almuerzo, de los amigos, los enemigos… Esperamos y desesperamos, y esperamos sin esperar nada. Y así la vida y así la muerte. En estos momentos me encuentro en la sala de espera más dura que me ha tocado esperar. Estoy acá con mi madre a mi lado esperando la muerte, su muerte que es también, un poco la mía…», señaló.
«No es una espera como la esperaba, no es tan cruda como la pensé… Por momentos es insoportable y enloquecedora, por momentos huele a paz y a ternura. ¡¡Estoy sola recostada a su lado, esperé mucho este momento, estaba abrumada con tanta gente velándola en vida!! Ansiaba estar a solas con ella. Escucho su respiración que por momentos se detiene, son segundos de inmensa incertidumbre, un poco también mi respiración se detiene, es una pausa eterna y volvemos a arrancar», aclaraba Maju Lozano.
«El goteo de la morfina cae lentamente y el monitoreo hace un juego de luces que creo me encanta, hay algo en el ritmo de ese goteo, las luces y la respiración de mi madre que me resultan fascinantes. Van a ritmo y eso me gusta, me gusta lo que sucede en el silencio de esta espera… No sé qué la detiene, se lo he preguntado infinitas veces pero tampoco sé si ella lo sabe, quizás una vez más esconde un secreto», afirmó la comunciadora.
A través de esa sentida reflexión, Maju Lozano fue por más. «A mí no me gusta ese olor, tampoco sé si a ella le gusta, pero ahí está entre sus manos. La miro y sé que ya no es ella, es tan coqueta que estoy segura de que no le gustaría verse así. Si pudiera le pondría rubor en sus mejillas, no le gusta verse pálida, no traje rubor, no pensé que lo necesitaría… Respira, se detiene y respira. Por momentos quiero que se detenga pero cuando se detiene la miro y le digo ‘mami, no seas vagoneta’. ¿Qué será lo que la detiene?», disparó.
«Ya le dije que se vaya, ya hice todo lo que te recomiendan los médicos y psicólogos. Los curas y las enfermeras. Pero la muerte es esa cosa extraña con tiempos propios. La inmanejable muerte. Me pregunto qué prefiero, me pregunto si quiero que venga ahora que estamos las dos solas o cuando venga mi hermana y estemos las tres como siempre lo hemos estado. Me pregunto si me daré cuenta, si la habitación se pondrá fría y oscura o tibia y luminosa”, dijo.
«La muerte no es tan romántica… La muerte es la muerte y se la vive cómo puede… Me gusta saber que ella sabe que la amo, este puente silencioso que se ha creado entre las dos, la música de su respiración pausada y ese leve sonido del aparatito que la asiste… Me gusta la paz que hay en el cuarto, cuidarla en soledad, unidas en la espera de su muerte y no duele tanto por ahora… Estoy preparada en la espera para cuando ella lo esté. Tranquila mami, acá estamos para cuando vos lo decidas. Vení cuando ella te llame, muerte, vos ya sabés el camino”, sentenció Maju Lozano.