El presidente Vladimir Putin aseguró que Rusia evitó la «guerra civil» con un acuerdo para que el líder del grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, pusiera fin a su rebelión armada, en una muestra pública de apoyo a su liderazgo militar que el jefe mercenario había tratado de derrocar.
«De hecho, impidieron una guerra civil», expresó Putin a 2.500 soldados reunidos en una ceremonia televisada en el Kremlin este martes. «En una situación difícil, actuaste con claridad y coherencia», manifestó. Su elogio de las acciones de los militares parecía contradecir la facilidad con la que Prigozhin y sus tropas cruzaron 780 kilómetros del territorio de Rusia durante 24 horas, bloqueando unidades del ejército en el camino sin resistencia significativa.
Más tarde se mostró a Putin en la televisión diciéndole a un grupo de soldados que el presupuesto estatal había financiado por completo las operaciones de Wagner. Más de 276.000 millones de rublos se destinaron a salarios y seguros para las fuerzas de Wagner en el año hasta mayo, «así como a pagos a la empresa propietaria por el suministro de alimentos y catering para el ejército», explicó, sin mencionar a Prigozhin por su nombre.
“Espero que nadie haya robado nada o, digamos, que haya robado solo un poco en el curso de este trabajo”, dijo Putin. “Pero, por supuesto, investigaremos todo esto”, aseveró. El presidente habló después de una reunión con los jefes de seguridad que incluía al ministro de Defensa, Sergei Shoigu, su aliado cercano, y que ha sido el objetivo principal de los ataques de Prigozhin por el manejo de la guerra en Ucrania, informó Bloomberg.
Caso archivado
El Servicio Federal de Seguridad anunció este martes que había cerrado una investigación criminal sobre Wagner por el motín armado del sábado que se convirtió en la mayor amenaza para los 24 años de gobierno de Putin. El Ministerio de Defensa en Moscú dijo que han comenzado los preparativos para transferir armamento pesado de los mercenarios a las unidades del ejército ruso.
Putin se había comprometido a respetar un acuerdo negociado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, para que Prigozhin pusiera fin al levantamiento. Eso preveía que el jefe mercenario fuera a Bielorrusia y que se cerraran los procesos penales contra él y sus tropas.
