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ESPECTÁCULO

«Murió de un infarto»: angustia en El Nueve por lo que se escuchó en el ciclo de Alejandro Fantino

El conductor no podía creer lo que estaba escuchando.

Alejandro Fantino
Alejandro Fantino recibió graves acusaciones.

Sincera, directa y sin ningún tipo de rodeos. De esta manera fue como se mostró una de las invitadas de «La última cena», el programa que lleva adelante Alejandro Fantino a través de la pantalla de El Nueve. Se trata nada más y nada menos que de Amalia Granata, la funcionaria por la provincia de Santa Fe que dejó un angustiante relato sobre su padre.

«No tengo papá, falleció cuando yo tenía 18 años. Él tenía una fábrica de iluminación en Rosario. Era una fábrica enorme, de hecho en los 80 iluminó a todo Rosario y alrededores. Se llamaba La Luciérnaga. Tenía la fábrica y en el centro tenía el negocio», comenzó diciendo ante la mirada atenta de cada uno de los presentes.

Inmediatamente, Amalia Granata continuó con su relato. «Mi mamá vive… ella era maestra, pero mi papá tenía otra mentalidad en ese momento, quería que mi mamá no trabaje. Nosotros teníamos una buena posición. Nuestra estructura no cambió cuando él falleció. Porque uno hereda lo que vivió toda su vida y para mí es un peso», comentó.

«Mi papá siempre laburó y tuvo esa estructura… Él siempre decía ‘Yo me voy a morir joven, me voy a morir joven y me quiero morir de un infarto’. Se murió de un infarto… Él no quería llegar a viejo, estar enfermo y que le tuviéramos que cambiar los pañales, él nos decía que no iba a soportar que lo tuviéramos que asistir», comentó la invitada.

Fue en ese momento cuando Alejandro Fantino se mostró realmente impactado ante semejante relato, dejando en claro que le sorprendía lo que estaba escuchando. «Él iba a la iglesia todos los domingos para pedirle a Dios morirse joven y de un infarto. Se murió a los 56 años de un infarto. Su sueño era irse a Italia, pero él quería seguir trabajando porque quería que nosotras estuviéramos tranquilas», lanzó Granata.

«Yo soy un poco así y es un peso. Yo no le tengo miedo a la muerte, yo pienso en la muerte y me da miedo lo que pueda pasar con mis hijos. Lo primero que hice cuando laburé fue comprarle un departamento a Uma. Los dos tienen su techo y yo me puedo morir tranquila porque los dos pueden quedar protegidos», sentenció Amalia.

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