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ESPECTÁCULO

«Desde que murió»: consternación en América TV por el relato que escuchó Ángel de Brito

Se quedaron todos con la boca abierta.

Ángel de Brito

Un momento realmente fuerte se vivió en LAM, el programa que lleva adelante Ángel de Brito a través de la pantalla de América TV. Allí, quien estuvo presente fue nada más y nada menos que Silvia Süller, la exvedette que supo ganarse el cariño de la gente que la siguió durante años.

Delante del conductor y cada una de las panelistas, no dudó en hablar de su familia, dejando en claro que no tiene relación con sus hermanos. «Marcelo nunca trabajó, nunca estudió, nunca nada. Siempre estaba en mi casa pegado a mi madre y le llenaba la cabeza en contra mía», comenzó diciendo.

«Él me pegaba a mí y me pegaba a mis padres. Era su preferido, él lo dijo. No fue a ninguno de los dos velatorios porque estaba completamente alcoholizado, drogado, ido. Salió totalmente desquiciado», apuntó sin guardarse absolutamente nada. Sin embargo esto no fue todo, ya que también se refirió sobre Guido Süller.

«Con Guido estoy peleada desde que murió mi mamá en el 2019. No me gusta hablar de él porque para mí está muerto, enterrado y le tengo asco. No puedo decir por qué… Una vez en el programa de Chiche dijo ‘Silvia es Silvia, pero yo soy Silvia también’. Es un psicópata, miente», comentó Silvia delante de Ángel de Brito.

«No hay una sola cosa que sea verdad, nada. Según él me ayudó en todo, hasta en la jubilación. Me la hice yo sola. Nunca me dio una mano en nada, ni moral, ni psicológica, económica. Es mitómano, psicópata. Llegó a decir que yo le tengo celos, envidia porque él está en la televisión», lanzó.

Inmediatamente, Silvia Süller fue por más y dejó muy en claro que no le importa lo que digan de ella. «A mí qué me importa que esté en la televisión. Para mí no existe. No me importa. Yo no envidio, no celo, no compito. Yo tengo el ego muy alto, muy alto. Se nota, ¿no?», sentenció la invitada de LAM.

Además, habló del problema de salud que sufrió años atrás. «Se cumplen 6 años de mi infarto. Estaba hablando por teléfono con mi padre para ir a su casa, me empezaron a doler muchos los hombros y la espalda. Tomé un calmante, no se me pasó. Tomé otro y no se me pasaba. Fui a un hospital, me hicieron un cateterismo. Tengo una afección que se llama síndrome de corazón roto. Todavía me tengo que cuidar», sentenció.

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