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POLÍTICA

Pacto de Mayo: el indeseado guiño de Javier Milei a la imprescindible «casta»

Javier Milei volvió a apostar al acompañamiento político aunque lo observa con pesimismo.

Gobierno nacional

Javier Milei se hizo presente en el Congreso de la Nación para darle inicio a las Sesiones Ordinarias. Había una gran expectativa sobre los principales puntos que iba a abordar. El que más se destacó, entre tantos, fue el «Pacto de Mayo», un acuerdo que propuso entre Casa Rosada y las provincias. Pese a que expresó su desconfianza a los gobernadores, no quiso dejar pasar una oportunidad necesaria para su gobernabilidad.

Después de lo que fue el revés parlamentario por la Ley Ómnibus y un DNU que subsistirá hasta que se trate en el recinto, Javier Milei llamó a una reinauguración política. Como mentor de la iniciativa, impuso sus inflexibles reglas de juego. Allí marcó su intención de acercar nuevamente posiciones sin antes dejar en claro que es el «dueño de la pelota».

Córdoba sería el destino donde los gobernadores y el Presidente se juntarían a celebrar un «pacto» que promete muchas vicisitudes en el largo trayecto hasta llegar a la «Docta». El debate sobre la coparticipación, la explotación de recursos naturales, las reformas provisionales y laborales, la reducción del gasto público, serán postas difíciles de sortear antes de arribar a la provincia mediterránea el 25 de mayo.

A los problemas parlamentarios se le sumó el conflicto con las provincias por la quita de subsidios al transporte y el recorte del incentivo docente (FONID). A la revuelta la abanderó Ignacio Torres. El gobernador de Chubut se animó a amenazar con cortar el suministro de gas y petróleo si no le devolvían los fondos de la coparticipación retenidos por una deuda con Nación.

Las actitudes y el accionar de Javier Milei lo mostraban desafectado de la rebelión provincial. Sin embargo, sin reconocerlo explícitamente, se presentó ante el Congreso con la intención de firmar una paz poco ortodoxa. «La confrontación no es el camino que queremos ni el que elegimos hay otro camino posible, un camino distinto, un camino de paz y no de confrontación», manifestó.

La sorpresa en el recinto fue instantánea. Había un Milei que reveía su postura agresiva de las últimas semanas. El camino de la tregua se enrareció inmediatamente: «Creo que la corrupción, la mezquindad y el egoísmo están demasiado extendidos«, verbalizó con la mirada puesta en los gobernadores. Y añadió: «No tengo demasiadas esperanzas«.

El pacto que se colocó sobre la mesa deja en evidencia la necesidad de reintentar una confluencia con la inefable, pero utilitaria «casta». La propuesta marca que la impulsividad de regresar la Ley de Bases a comisión no fue la mejor resolución ya que volvería a tratarse próximamente. Y sus indeseadas ganas de entablar diálogo con la «casta» queda traducido con las engorrosas e innegociables reglas.

Gobernadores

Los mandatarios provinciales, en su mayoría, salieron rápidamente a anotarse al póker político. Todos con el mismo tono y semblante aceptaron la invitación sin dar alguna pista. Se sentarán en la mesa a escuchar la propuesta del Poder Ejecutivo. Motivados y esperanzados esperarán la repartición de cartas. Hasta el momento de ver qué les toca se mantienen amigables, pero entienden que el juego puede terminar agresiva e intempestivamente.

Uno de los principales gobernadores que tiene el país y el posible anfitrión del «Pacto de Mayo», Martín Llaryora, ya adelantó cuál es su postura: “Mayo queda lejos y hay que tomar medidas rápidas porque con este nivel de recesión es necesario aplicar medidas paliativas para defender el empleo y el salario”.

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Otro líder jurisdiccional, Maximiliano Pullaro, gobernador de Santa Fe, del mismo modo que sus pares celebró el llamamiento. Asimismo planteó una condición que hasta el momento no ocurrió: «Es el tiempo de escucharnos con respeto, sin imposiciones«, advirtió en sus redes sociales.

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